Lo primero es que cada embarazada debe adaptar su clase de pilates a su estado de salud y edad. Se debe evaluar los efectos positivos del ejercicio, sí, pero también si puede afectar negativamente a la embarazada.
Por esto, habrá que tener en cuenta también la intensidad del ejercicio en el embarazo. Por ejemplo, si tienes entre 25 y 35 años, lo suyo es que tus pulsaciones por minuto estuvieran siempre entre 92 y 110-115.
Otra parte a tener en cuenta es la duración de las sesiones de ejercicio, ya que habrá que tener cuidado con el nivel de temperatura corporal a mantener. La sesión debería ser de unos 45 minutos, descanso cada cierto tiempo durante 15 minutos para no subir demasiado la temperatura. Al principio, las sesiones pueden ser más cortas, y poco a poco ir subiendo la duración, pero siempre con esos descansos de 15 minutos.
Y por último, la frecuencia del ejercicio. Lo recomendado es atender a las clases de pilates para embarazadas entre 2 y 3 veces a la semana para poder conseguir mejoras, aunque dependerá, como hemos comentado, de la etapa del embarazo y del estado de la embarazada.